Los podemos pintar...pero tocarlos es mejor.
Desde la primera infancia el imaginario infantil se llena de animales. El vínculo afectivo con ellos es el refugio de la libertad; seres que no siguen los patrones de comportamiento en los que se les educan y con los que están familiarizados desde los primeros años, en muchas ocasiones cómplices de sus sueños y fantasías.
Educar en la empatía hacia el resto de seres vivos.
Formar a buenos observadores.
Fomentar la pasión por el conocimiento.
Transmitir la conciencia del entorno natural y su conservación.
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